La caída del Liverpool ha dejado de ser un bache para convertirse en una crisis estructural. Seis derrotas en las últimas siete jornadas han empujado al vigente campeón de la Premier League hasta un insólito undécimo lugar, más cerca del descenso que de la cima que ocupa un Arsenal imparable. La reciente goleada del conjunto de Mikel Arteta incrementó la brecha a once puntos y, mientras otros grandes de Europa muestran señales de estabilidad, el cuadro de Arne Slot se desmorona sin una respuesta clara.

La derrota más reciente, un 0-3 letal ante el Nottingham Forest en Anfield, expuso nuevamente la falta de carácter de un equipo que la temporada pasada remontaba partidos por pura convicción. Hoy, apenas encaja un golpe, se desploma. Con 12 jornadas disputadas, ya acumula seis tropiezos y un vestuario que ha perdido la chispa competitiva que lo llevó al título.

Isak, decisiones confusas y un equipo sin rumbo

El proyecto diseñado para dominar el fútbol inglés y europeo parece desordenado. Fichajes de alto perfil como Alexander Isak, Florian Wirtz, Hugo Ekitiké o Jeremie Frimpong no encuentran su rol, y las decisiones tácticas de Slot están siendo cuestionadas incluso dentro del vestuario. La titularidad de Isak, fuera de forma y perdido en el campo, frente a un Ekitiké en mejor ritmo, desconcertó a la afición y al propio plantel.

El sueco tocó el balón apenas 14 veces antes de ser sustituido mientras la crisis de identidad del equipo se profundizaba. A esto se suma el enigma de Joe Gomez, relegado al banquillo pese a la inestabilidad defensiva y a los errores repetidos de Ibrahima Konaté, uno de los protagonistas del descalabro ante Forest.

En defensa, el equipo se ha convertido en un manojo de dudas. Los ‘Reds’ ya igualaron su registro de goles encajados en jugadas a balón parado de toda la temporada pasada. Ni la jerarquía de Virgil van Dijk ni la intensidad de un mediocampo parchado consiguen frenar la sangría.

Presión creciente sobre Slot: ¿aguanta el proyecto?

Aunque su título en su año debut y el buen paso en la Champions League le brindan cierto margen, la realidad es que la paciencia se agota. En Anfield ya se escuchan cánticos irónicos pidiendo su salida, y figuras como Tom Werner han presenciado en directo el desastre. La falta de reacción, la caída en la intensidad y la incapacidad para corregir errores básicos han encendido alarmas en la directiva.

El plantel, además, carga emocionalmente con la muerte de Diogo Jota, un golpe que ha marcado al grupo. Aun así, la exigencia deportiva no espera. A estas alturas, la defensa del título está virtualmente perdida y la clasificación a la próxima Champions ya no es un trámite, sino un riesgo serio.

La consigna en el vestuario es “ayudarse para salir de este lío”, como reconoció Van Dijk. Pero el fútbol es implacable: si Slot no logra frenar la caída antes de fin de año, su continuidad no será sostenible.