El partido en el Martínez Valero dejó algo más que un empate incómodo para el Real Madrid: volvió a exhibir el momento extraño que atraviesa Vinicius Junior, un futbolista que durante años fue imprescindible y que ahora vive un rol que no termina de reconocer como suyo.
No es solo una suplencia más. Es un síntoma de un escenario mayor que el club observa con cautela.

Una suplencia que ya no sorprende

La visita a Elche significó la cuarta suplencia de Vinicius en esta temporada. Esta vez, el brasileño venía de disputar 180 minutos con la selección, y la decisión —según Xabi Alonso— estaba pactada. Sobre el papel, todo normal.
En la cancha, no tanto.

Vini entró en la segunda mitad para ocupar la banda izquierda y no pudo ofrecer ese cambio de ritmo que lo caracterizó en otros momentos críticos del Madrid. Ni desborde, ni desequilibrio… ni impacto. El equipo lo sintió, y él también.

La situación no es nueva. Su suplencia en el último Clásico ya había provocado tensión pública, hasta el punto de generar debate dentro de Valdebebas. La relación entre el jugador y el técnico es “estrictamente profesional”, sin más. Y en el entorno del brasileño señalan que Vini extraña el trato paternal y protector que recibía de Carlo Ancelotti, ahora su entrenador en Brasil.

Un rompecabezas para Xabi Alonso y el Madrid

El club apuesta por Xabi Alonso a medio plazo. Su proyecto está respaldado, aun con los resultados recientes en duda. Pero el caso Vinicius se ha convertido en un rompecabezas que mezcla presente deportivo, gestión emocional y una renovación clave para el futuro de la plantilla.

El miércoles, en Atenas, se escribirá otro capítulo.
El “laberinto Vinicius” sigue abierto… y cada vez con más caminos posibles.