Un entrenamiento marcado por contrastes

Después del 4-0 ante el Athletic que alivió tensiones tras la pausa internacional, el FC Barcelona regresó al trabajo en la Ciutat Esportiva con la mira puesta en el duelo de Champions League frente al Chelsea, este martes en Stamford Bridge. Los titulares del fin de semana realizaron la habitual sesión de recuperación, mientras que el resto del plantel trabajó con normalidad bajo la supervisión de Hansi Flick.

La noticia más positiva para el técnico alemán fue la vuelta de Marcus Rashford, quien se perdió el encuentro de LaLiga por una fuerte gripe que incluso le provocó fiebre en los días previos. Esta vez, el delantero inglés entrenó sin molestias y se perfila para entrar en la convocatoria, un impulso ofensivo importante para un Barça que necesita profundidad y desequilibrio en Londres.

El caso Pedri: prudencia máxima en el cuerpo técnico

En contraste, la preocupación llegó del lado de Pedri, ausente nuevamente en dinámica de grupo. Aunque el canario transmite buenas sensaciones, el club no quiere repetir errores del pasado con una pieza tan frágil y determinante. Por eso, su reincorporación depende no solo de su percepción física, sino de una evaluación detallada del staff médico.

El jugador sufrió a finales de octubre una lesión en el bíceps femoral que estimaba unas tres semanas de baja, periodo ya cumplido. Sin embargo, Flick no tomará riesgos innecesarios: está prevista una reunión entre el cuerpo técnico y el futbolista para evaluar su estado real y decidir si viaja o no a Stamford Bridge. La falta de entrenamientos colectivos deja su participación seriamente en duda.

Lo que cambia para Flick ante el Chelsea

Si Rashford se mantiene apto, el Barça gana velocidad, desmarques y una amenaza constante por banda. El inglés ofrece variantes que pueden ser claves ante un Chelsea intenso, físico y con una presión alta que exige precisión en las transiciones. Flick lo considera una pieza esencial para partidos de alta exigencia.

La ausencia de Pedri, en cambio, limita la fluidez creativa del equipo. Sin su capacidad para marcar el ritmo, encontrar líneas de pase y romper entre líneas, la medular azulgrana pierde control. Esto obliga al técnico a pensar en un centro del campo más físico, tal vez con Frenkie de Jong o incluso una estructura más vertical para compensar la falta de pausa.