La selección de Noruega está a un paso de concretar su clasificación al Mundial 2026 y, con ello, acercar a Erling Haaland a la que sería su primera participación en una Copa del Mundo. El equipo dirigido por Ståle Solbakken firmó una nueva exhibición en la fase de clasificación tras derrotar 4-1 a Estonia, un marcador construido en apenas doce minutos de furia ofensiva protagonizados por Haaland y Alexander Sørloth, autores de un doblete cada uno.

Noruega, líder del Grupo I, mantiene su boleto directo en la mano: estará matemáticamente clasificada si Italia no vence a Moldavia en esta séptima jornada. Si la azzurra suma los tres puntos, el duelo del domingo entre italianos y noruegos decidirá el pase. Para Italia, el escenario es casi una quimera: necesita dos goleadas contundentes para recortar la enorme diferencia de goles con la que Noruega domina la tabla.

Un vendaval noruego tras el descanso

La campaña noruega ha sido impecable. Siete victorias en siete partidos, una diferencia de goles de +29 y un estilo cada vez más contundente. Ante Estonia, sin embargo, el equipo tuvo que esperar hasta la segunda mitad para romper la resistencia rival. Una vez lo hizo, se desató un festival.

Sørloth abrió el marcador al minuto 50, conectando un gran centro de Sander Berge. Solo dos minutos después, volvió a marcar tras una asistencia precisa de Julian Ryerson, quien también participó en la acción del tercer gol. En el 56, Ryerson habilitó a Haaland para que el delantero del Manchester City ampliara la ventaja. El 4-0 llegó poco después, cuando David Møller Wolfe centró para que Haaland definiera sin oposición. Estonia solo pudo descontar en el tramo final con un tanto de Robi Saarma.

Haaland rompe marcas… y ahora huele a Mundial

El presente de Haaland se explica solo: 30 goles en la temporada con su club y 53 anotaciones en 47 partidos con Noruega, números que lo han convertido en uno de los atacantes más dominantes del planeta. Lo único que le falta en su currículum es el escenario más grande del fútbol.

Ahora, esa cuenta pendiente parece estar por resolverse. Con Noruega a un triunfo —o un tropiezo italiano— de cerrar su clasificación, el sueño mundialista del gigante nórdico empieza a materializarse. Y si algo ha dejado claro este equipo, es que no piensa bajarle el ritmo a su camino hacia 2026.