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Critican al Barcelona por su incapacidad de elegir dónde se jugará contra el Valencia
El Barcelona sigue en el ojo de la crítica: a pocos días de recibir al Valencia, aún no se sabe dónde se jugará el partido. La incertidumbre ha indignado a jugadores y aficionados.
Una polémica inesperada
El calendario de LaLiga no suele dar espacio a dudas, pero el choque entre Barcelona y Valencia de la cuarta jornada ha encendido la polémica. A solo cinco días del encuentro, todavía no se ha confirmado el estadio en el que se disputará el partido, lo que ha generado malestar tanto en jugadores como en la afición visitante.
El encargado de dar voz a la incomodidad fue Diego López, delantero del conjunto ché, que se mostró sorprendido y contundente en rueda de prensa: “Me parece increíble que no se sepa dónde vamos a jugar contra el Barcelona”. Sus palabras reflejan un sentir común, ya que la falta de información afecta directamente a la preparación del equipo y, sobre todo, a los aficionados.
La afición, la gran perjudicada
Para Diego López, la situación debería haberse resuelto hace mucho tiempo. “Es una situación que se debería de haber resuelto hace tiempo, no solo por el equipo, sino por los aficionados del Valencia, que merecen una respuesta para poder venir a animar al equipo”, insistió.
La incertidumbre sobre si el partido se jugará en el Estadio Olímpico Lluís Companys o en otro recinto ha complicado la planificación de los seguidores que desean viajar. La afición, clave en el empuje de los jugadores, es vista como la principal afectada en este enredo organizativo.

Valencia no busca excusas
Pese a las críticas, López dejó claro que el equipo no se escudará en el escenario. “Tenemos que preparar el partido bien, independientemente de dónde sea, porque el rival es el mismo y el escenario no nos tiene que afectar en nada”, señaló el atacante asturiano, con pasado en la cantera blaugrana.
El Valencia, que busca consolidar su buen arranque en LaLiga, mantiene la concentración intacta. Sin embargo, la presión recae sobre el Barcelona, que vuelve a mostrar problemas fuera del terreno de juego, esta vez por su incapacidad de organizar algo tan básico como la sede de un partido.