Robertson se quiebra al recordar a Jota: “No me puedo sacar su imagen de la cabeza”
La noche que debía ser pura celebración para Escocia terminó cargada de emoción para su capitán. Andy Robertson, figura del Liverpool y referente absoluto de su selección, confesó tras el triunfo 4-2 sobre Dinamarca que jugó con el corazón roto. La victoria garantizó el boleto al Mundial 2026, pero el lateral no pudo evitar que su cabeza viajara una y otra vez hacia un nombre: Diogo Jota.
El atacante portugués, excompañero suyo en Liverpool, falleció el pasado mes de julio en un accidente de coche a los 28 años. Una tragedia que marcó profundamente al vestuario y, en particular, a Robertson, quien reveló que los recuerdos del delantero le acompañaron desde que despertó hasta el pitazo final del encuentro.
“He estado hecho pedazos todo el día”, admitió el capitán, visiblemente afectado. “No me puedo sacar a Jota de la cabeza. Hablábamos siempre de ir al Mundial algún día. Él no pudo jugar el último con Portugal, yo tampoco con Escocia. Sé que hoy estaría sonriendo desde arriba”.
Un sueño compartido que quedó inconcluso
La victoria ante Dinamarca, construida con goles de Scott McTominay, Lawrence Shankland, Kieran Tierney y Kenny McLean, selló la primera clasificación escocesa a un Mundial desde 1998. Un logro histórico para el grupo dirigido por Steve Clarke, pero también uno cargado de simbolismo personal para Robertson.
El lateral recordó cómo ambos conversaban durante su etapa en el Liverpool sobre la posibilidad de coincidir, cada uno con su selección, en una Copa del Mundo. Ese sueño común se volvió especialmente intenso después de que Jota se perdiera Qatar 2022 por lesión.
“Por mi edad, sé que esta podía ser mi última oportunidad”, explicó Robertson. “Pensé en él en cada minuto del día. En lo mucho que quería estar en un Mundial. Sentí que también lo jugábamos por él”.
Una clasificación marcada por la unidad y el desahogo
Robertson no solo elogió a sus compañeros, sino que reconoció el impacto emocional del vestuario y del discurso previo de su entrenador. “Es el mejor grupo en el que he estado”, aseguró. “Lo que nos dijo el míster antes del partido fue increíble. Todos estábamos al borde de las lágrimas”.
El capitán celebró el pase con alivio, orgullo y un claro destinatario: su amigo.
“Haberlo logrado para él, para nuestras familias y para este grupo… quedará como una de las mejores noches de mi vida”.
Escocia vuelve al Mundial casi tres décadas después. Robertson, en cambio, sabe que clasificarse no solo fue cumplir un sueño propio, sino honrar la memoria de un jugador que dejó huella dentro y fuera del campo.












