Ruben Amorim cuestiona a sus jugadores tras la humillante eliminación del Manchester United contra el Grimsby Town en la Carabao Cup.

El United, hundido en dudas desde el inicio

La temporada apenas comienza y el Manchester United ya vive una de sus crisis más profundas. Un punto de seis posibles en la Premier League y una eliminación bochornosa en la Carabao Cup frente al Grimsby Town, club de cuarta categoría, han dejado a Ruben Amorim contra las cuerdas. “Si la directiva y los aficionados creen que no soy el hombre adecuado, me iré sin discutir”, declaró el portugués, en entrevista para ITV.
Para Amorim, la derrota no fue solo un accidente: fue un síntoma de algo más profundo.

Sospechas en el vestuario

El entrenador, que llegó a Old Trafford como la gran apuesta tras la salida de Erik ten Hag, parece convencido de que parte de la plantilla ya no lo respalda. “Mis jugadores hablaron muy alto con su actuación. Si no damos la cara en momentos así, está claro que algo tiene que cambiar. Y no van a ser 22 jugadores otra vez”, sentenció.

Las palabras de Amorim se leen como una acusación velada: los futbolistas no ejecutan ni asimilan sus ideas. Desde hace meses, los rumores sobre un vestuario dividido circulan en Manchester. La eliminación ante el Grimsby no ha hecho más que alimentar esa narrativa.

Una plantilla descompensada y la presión sobre Amorim

La reestructuración veraniega del United se quedó a medias. Se invirtieron al rededor de 260 millones de dólares en ofensiva con Sesko, Cunha y Mbeumo, pero se ignoraron otras urgencias: un centro del campo corto, una defensa frágil sin Lisandro Martínez y una portería que sigue siendo un problema con André Onana en el foco de las críticas.

Amorim, que arrancó el curso con ambición, se encuentra hoy aislado, sin respaldo absoluto de la plantilla ni resultados que lo sostengan. Old Trafford vuelve a temblar, y la pregunta ya no es si el United podrá reaccionar, sino si su entrenador logrará sobrevivir a esta tormenta.