Nikola Jokic dejó atónitos a los aficionados de la NBA tras la sorpresiva derrota de Denver ante un Sacramento en apuros, acaparando titulares con una de sus evaluaciones más sinceras hasta ahora.

“Creo que no somos tan buenos. Creo que necesitamos ser mucho mejores si queremos hacer algo grande”, dijo Jokic a los periodistas tras firmar una actuación monumental de 44 puntos, 13 rebotes y siete asistencias.

Los Nuggets, ahora con marca de 12–4, han sorteado la adversidad temprana y las lesiones, pero su tres veces MVP considera que el récord no refleja las aspiraciones de campeonato ni la consistencia que el equipo debe mostrar cada noche.

Problemas de profundidad y preocupaciones defensivas inquietan a Jokic

La crítica de Jokic llega en un momento en que la profundidad de Denver está siendo sometida a una fuerte presión, con Aaron Gordon y Christian Braun fuera por lesiones importantes. La defensa y el rebote del equipo han decaído, como se evidenció en duelos en noches consecutivas y en un desgaste notable frente a los Kings.

Jokic enfatizó la necesidad urgente de jugar “con urgencia” y aumentar el esfuerzo en cada posesión, subrayando la distancia que existe entre las estadísticas sobresalientes y el nivel de juego necesario para pelear por el título.

A pesar de mantener promedios dignos de MVP con 30.4 puntos, 13 rebotes y 10.8 asistencias, Jokic sabe que el equipo debe mejorar en defensa, confianza y energía si quiere soportar un calendario exigente y competir con equipos de élite como Oklahoma City.

¿Es Denver realmente un equipo de élite o persistirán las advertencias de Jokic?

La postura del serbio apunta a un estándar más alto del que sugieren las posiciones en la tabla. Los Nuggets se han beneficiado de un calendario manejable, pero los duelos que se acercan y los problemas de lesiones significan que Jokic y un plantel mermado no pueden permitirse caer en la complacencia.

La reciente derrota ante Sacramento aumenta la presión sobre el talento secundario de Denver, como Cam Johnson, Bruce Brown y el resto de la segunda unidad, todos ahora bajo mayor escrutinio y expectativas.

El mensaje de Jokic es claro: los Nuggets pueden estar ganando, pero están lejos de jugar el baloncesto que conquista campeonatos.