Por una noche de alto riesgo en Las Vegas, el equipo más dominante del baloncesto se mostró humano ante la sombra de Victor Wembanyama.

Jugando su primer partido en un mes, la estrella de los Spurs registró solo 21 minutos bajo una estricta limitación, pero logró 22 puntos, nueve rebotes y dos bloqueos, terminando con un asombroso +20 en la victoria por dos puntos en la semifinal de la NBA Cup que cortó la racha de 16 partidos de Oklahoma City y dejó a los campeones defensores con un récord de 24–2.

Su influencia fue más allá de la planilla. Los rivales intentan significativamente menos tiros cerca del aro y en la zona de flotadores cuando él patrulla la pintura, situándolo en los percentiles más altos de toda la liga como un disuasivo y obligando a los Thunder a salir de sus carriles de penetración preferidos.

En una temporada donde San Antonio gana mucho más de lo que pierde y se encuentra entre la élite del Oeste, su breve regreso se sintió como un adelanto de cómo un núcleo liderado por Wembanyama puede inclinar series incluso contra los contendientes más experimentados.

La máquina de los Thunder y los límites de una estrella

Oklahoma City sigue perfilándose como el referente a largo plazo de la liga, construido alrededor de Shai Gilgeous-Alexander, Chet Holmgren y un elenco profundo que rara vez necesita los cuatro cuartos para doblegar a los rivales. Los Thunder han combinado un linaje de campeonato con un récord impresionante y un excedente de selecciones futuras, lo que les otorga tanto dominio presente como margen para evolucionar.

Por eso, presentar a Wembanyama como la única esperanza para detener una dinastía resulta tanto halagador como incompleto. El entrenador de los Spurs, Mitch Johnson, ha enfatizado que, aunque Victor es la pieza central de la franquicia, forma parte de un colectivo más amplio que incluye a De’Aaron Fox, Devin Vassell y una rotación profunda, que logró un 9–3 sin él.

En una serie de playoffs a siete partidos, la continuidad y profundidad de Oklahoma City seguirá exigiendo múltiples soluciones, no solo un problema trascendental de dos metros veintidós.

¿Puede realmente bloquear una dinastía?

Wembanyama ya ha entregado a la liga su plan más claro: llenar la cancha con manejadores de balón competentes, defender con longitud en todas las posiciones y dejar que su protección del aro y su capacidad para aprovechar desajustes distorsionen la ofensiva de los Thunder, que prospera en el ritmo y la precisión. La capacidad de San Antonio de superar a Oklahoma City por 20 puntos durante los minutos de su primera mitad subrayó cuán drásticamente cambia la geometría cuando él está activo y saludable.

Si eso se traduce en un verdadero contrapeso para los Thunder dependerá de la salud, el crecimiento de la plantilla y de qué tan rápido los Spurs puedan convertir su impulso en la NBA Cup en carreras sostenidas de playoffs.