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Antonio Rüdiger encendió el vestuario tras la derrota de Alemania ante Eslovaquia en las Eliminatorias al Mundial 2026
La derrota de Alemania ante Eslovaquia en el arranque de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 dejó a todos con un sabor amargo. El golpe no solo fue futbolístico, también encendió dudas sobre la capacidad de los teutones de mantenerse como potencia tras los fracasos en Catar 2022 y Rusia 2018.
La caída que encendió las alarmas
El estreno de Alemania rumbo al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá fue un desastre. La derrota por 2-0 frente a Eslovaquia dejó en evidencia las carencias de un equipo que todavía busca su identidad.
Más allá del marcador, lo que preocupa es la fragilidad defensiva. El central del Real Madrid, Antonio Rüdiger, quedó señalado en las dos jugadas que terminaron en gol, lo que desató críticas inmediatas de la prensa y la afición.
Esta debacle se suma a los recuerdos frescos de los últimos dos Mundiales, donde Alemania quedó eliminada en fase de grupos, primero en Rusia y luego en Catar. La pregunta vuelve a la mesa: ¿siguen siendo los germanos una selección de élite?
El discurso de Rüdiger en el vestuario
Tras el partido, la tensión en el vestuario era evidente. Según reveló su compañero Maximilian Mittelstädt, fue el propio Rüdiger quien tomó la palabra. “No hace falta decir mucho, todos sabemos que no fue una buena actuación”, señaló el defensa.
El zaguero no buscó excusas y asumió la responsabilidad de lo ocurrido, algo que se valora dentro del grupo. La intención fue levantar el ánimo y recordar que el equipo tiene la capacidad de reaccionar, aunque ahora la confianza está en entredicho.
El técnico también intentó calmar las aguas con un mensaje de unidad, pero la sensación general es que Alemania atraviesa una de sus peores crisis deportivas en décadas.
Un gigante en duda
La derrota contra Eslovaquia no es solo un tropiezo, es un reflejo de la fragilidad que arrastra Alemania en los últimos años. La camiseta pesa, la historia obliga, pero el presente está lleno de sombras.
El reto para Rüdiger y compañía será demostrar que aún pueden competir con los grandes del mundo. Porque si algo está claro tras este inicio fallido, es que Alemania ya no infunde el mismo respeto que antes.