El viaje que nunca fue

Según reveló L'Équipe, la Federación Francesa de Fútbol (FFF) consideró seriamente organizar un amistoso en Argentina en marzo de 2024, un año y medio después de la histórica final del Mundial perdida en los penales. La idea sonaba a marketing perfecto, pero tenía un gran obstáculo: los propios jugadores.

Fue ahí donde Mbappé, como capitán y líder del vestuario, tomó la iniciativa. El delantero del Real Madrid argumentó que un desplazamiento de más de diez horas de vuelo era una carga excesiva en medio de un calendario ya saturado. La propuesta cayó en saco roto: Philippe Diallo, presidente de la FFF, terminó dándole la razón.

Una agenda sobrecargada

El crack francés lo dejó claro también en rueda de prensa. “No sé si estamos preparados para jugar una temporada de 60 partidos. No recuerdo haber visto a un jugador disputar tantos encuentros a un alto nivel”, señaló.

Aunque Mbappé no se quejó de la gran cantidad de compromisos, sí pidió más margen de recuperación. “Entiendo que la gente quiera que juguemos. Y comprendo a quienes dicen que ganamos mucho dinero, pero simplemente necesitamos descansar un poco más”, añadió.

Sus palabras reflejan una preocupación generalizada entre los futbolistas de élite, que ven cómo la exigencia física se dispara cada temporada con nuevos torneos, giras y compromisos comerciales.

Un líder con peso propio

Más allá del debate físico, el episodio confirma la influencia de Mbappé dentro del combinado francés. Que el presidente de la FFF cediera a su petición es una muestra de la ascendencia que tiene el capitán, convertido en la voz que marca los tiempos dentro y fuera del campo.

Para la afición, quedará la espina de no volver a ver tan pronto una revancha contra la Albiceleste, pero para Francia el mensaje fue claro: el descanso y el rendimiento de sus jugadores están por encima de cualquier espectáculo mediático.