- Home >
- Fútbol >
- Copa del Mundo >
- El extraño destino de Cannavaro: Será técnico de Uzbekistán para su debut en el Mundial 2026
El extraño destino de Cannavaro: Será técnico de Uzbekistán para su debut en el Mundial 2026
Fabio Cannavaro, leyenda del fútbol italiano y campeón del mundo en 2006, ha sorprendido al mundo al ser nombrado nuevo entrenador de la selección de Uzbekistán, según confirmó este lunes la Federación de Fútbol del país asiático.
A través de un comunicado en redes sociales, el organismo anunció con entusiasmo:
“¡Fabio Cannavaro es el nuevo entrenador de la selección nacional de Uzbekistán!”
Una nueva aventura para el exBalón de Oro
El histórico exdefensa de Juventus, Real Madrid y Parma asumirá el reto de dirigir a un equipo que participará por primera vez en su historia en una Copa del Mundo, en Estados Unidos, México y Canadá 2026.
La Federación uzbeka informó que Cannavaro ofrecerá una conferencia de prensa junto a la directiva del organismo para detallar sus objetivos y el plan de trabajo de cara a la cita mundialista.
A sus 51 años, el técnico napolitano buscará consolidar el crecimiento del fútbol uzbeko, que logró una clasificación histórica al Mundial tras superar la fase asiática de manera brillante.
De Europa al fútbol asiático
Cannavaro no es ajeno al fútbol en Asia. Su experiencia como entrenador incluye etapas en China —donde dirigió al Guangzhou Evergrande y al Tianjin Quanjian—, así como un paso por la selección de Arabia Saudí.
Pese a su corta trayectoria en los banquillos, el italiano se ha ganado una reputación de estratega disciplinado y motivador, atributos que la Federación de Uzbekistán considera clave para afrontar su primera experiencia mundialista.

El desafío rumbo a 2026
La selección de Uzbekistán debutará en el Mundial 2026 con la ilusión de dejar una buena impresión ante las potencias del fútbol. Cannavaro, conocido por su liderazgo y mentalidad ganadora como jugador, buscará trasladar esa misma energía al combinado nacional.
El exdefensor, que fue Balón de Oro en 2006, afrontará así uno de los desafíos más peculiares de su carrera: llevar a un debutante a competir con los mejores del mundo, en un torneo que marcará un antes y un después para el fútbol uzbeko.