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“Maniek”, la colonia brasileña y la naturalización de Roger: Tres historias increíbles de futbolistas latinoamericanos en Polonia
En los primeros años de la década de 2000, los polacos se enamoraron de los futbolistas latinoamericanos. El Pogoń Szczecin llegó a tener un récord de 19 brasileños entre sus 26 jugadores. Algunos de los fichajes que llegaron a la Ekstraklasa tuvieron tan buen rendimiento que incluso surgieron ideas para concederles la ciudadanía polaca y permitirles jugar con la selección. Roger llegó a jugar para la selección polaca y marcó el primer gol en la historia de Polonia en una Eurocopa.
El Pogoń Szczecin brasileño
Tras la caída del comunismo en Polonia en 1989, aparecieron empresarios que hicieron dinero rápidamente en el sistema de transformación económica. Algunos invirtieron su fortuna en el fútbol, a veces con ideas completamente descabelladas y sin ningún plan estructurado. Entre ellos estaba Antoni Ptak, quien hizo su fortuna construyendo mercados y luego comenzó a invertir en clubes de fútbol. Una de sus ideas sigue siendo, hasta hoy, una anécdota divertida dentro del entorno futbolístico.
Tomó el control del Pogoń Szczecin debido a los problemas financieros del club. Comenzó a traer brasileños, quienes según él, eran los mejores futbolistas del mundo, al equipo de la ciudad cercana a la frontera alemana. Para evitar que fueran influenciados por el ambiente fiestero de Szczecin, estableció una base de entrenamiento en Gutów Mały, en el centro de Polonia. Como resultado, los jugadores tenían, prácticamente, el trayecto más largo del país para disputar los partidos… en su propio estadio.
El hijo del millonario se encargaba de los fichajes y llegó a contratar a varios jugadores reconocidos. Entre los futbolistas reclutados caóticamente estaban Amaral, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de 1996 y 10 veces internacional con Brasil, y Adriano Gerlin da Silva, exgoleador de los Mundiales Sub-17 y Sub-20. Nombres que causaban gran impresión en Polonia en ese momento. En la temporada 2005/06, 19 de los 26 jugadores del plantel eran brasileños. Esta temporada, en toda la Ekstraklasa, solo hay nueve jugadores brasileños.
“Realmente sabían jugar al fútbol. Los vi muchas veces. Rendían dos clases por encima de lo que se veía en Polonia. Los traje a Europa en invierno, y ese fue un error. Mi centro en Gutów Mały estaba cubierto de nieve. Creo que se asustaron del invierno. Nunca habían visto condiciones así. Esperaba que se aclimataran mejor en grupo”, dijo el propietario Antoni Ptak en una entrevista con Przegląd Sportowy. En la temporada 2006/07, el Pogoń descendió de la primera división y fue disuelto. Tuvo que comenzar nuevamente desde la cuarta categoría.
Un brasileño en la selección polaca
También en 2006, Roger Guerreiro llegó al Legia Varsovia. El brasileño fue cedido a Polonia gracias a los contactos de Mariusz Piekarski, exjugador del CR Flamengo y Athletico Paranaense, y más tarde agente. Roger ya había jugado en Europa, en el Celta de Vigo, y fue recibido con optimismo en Polonia. Su primera temporada terminó con un título de liga, por lo que el club decidió comprarlo. En ese momento, nadie imaginaba que poco más de un año después, Roger se convertiría en internacional con Polonia.
Relativamente desconocido en Brasil, el mediocampista brilló en los campos polacos, y su rendimiento coincidió con la primera clasificación histórica de Polonia a una Eurocopa. La selección necesitaba mediocampistas y, de forma sorprendente, se decidió por naturalizar a Roger. El propio presidente Lech Kaczyński intervino en el proceso, y dos meses antes del inicio de la Eurocopa, el brasileño recibió todos los documentos necesarios. Se desempeñó notablemente bien en medio de la mediocridad general de la selección en esos años. Marcó su primer gol con Polonia en la Eurocopa y disputó 25 partidos en tres años.
Tras su paso por el Legia, jugó en Grecia y Chipre antes de volver a Brasil. Aunque aún habla de su amor por Polonia en entrevistas, finalmente decidió establecerse en São Paulo. Tras retirarse, enfrentó problemas económicos. “Me subí al coche y decidí trabajar con Uber. Duró tres o cuatro meses. Me gustó y lo tomé como una experiencia interesante, pero no lo hacía solo para pasar el tiempo. Al mismo tiempo estaba creando mi propia escuela de fútbol, así que necesitaba cada centavo. Cuando la escuela quedó establecida, dejé de llevar gente”, dijo a Przegląd Sportowy. También trabajó como comentarista deportivo en una radio de São Paulo.
“Maniek” de Colombia
Poco después del éxito de Roger, Polonia se volvió loca por los llamados “zorros teñidos”, es decir, jugadores naturalizados para la selección. Entre los considerados para jugar con la selección polaca estuvo Manuel Arboleda, una de las figuras más carismáticas del fútbol polaco en ese momento.
“En ese entonces no sabía nada de Polonia, excepto que Juan Pablo II había nacido allí. Por supuesto, no tenía idea del fútbol polaco. El agente que arregló mi transferencia me engañó. Me dijo que estaría tirado en la playa tomando el sol porque brillaba todo el año. Así que llegué en shorts y camiseta. Era diciembre, así que temblaba del frío y no sabía qué hacer. El agente debía recogerme en el aeropuerto, pero nadie apareció. Solo tenía cien dólares en el bolsillo y no sabía una palabra de polaco. Fue un desastre”, recordó para Onet.
Sin embargo, rápidamente encontró su lugar en la cancha. Sus compañeros lo llamaban con cariño “Maniek”, una versión polonizada de su nombre. Pero dentro del campo era implacable, como lo descubrió Robert Lewandowski, entre otros. El colombiano vigilaba de cerca al joven delantero en cada entrenamiento del Lech Poznań. El actual jugador del Barcelona tuvo que enfrentarse a un compañero extremadamente fuerte físicamente. “¡Es el mismo Robert que hace 15 años! Se ve que entrenar conmigo le sirvió, después… ¡maduró!”, dijo Arboleda años después en una entrevista con Fakt, orgulloso de haber influido en su desarrollo.
Arboleda dejó huella en la cultura popular polaca con sus camisetas. Cuando ganó la liga con Zagłębie Lubin, mostró una playera que decía: “Thank you Jesus, Zagłębie, F. Smuda, Cz. Michniewicz”. Algo similar ocurrió tras ganar la Copa de Polonia con el Lech Poznań (“Thank you Jesus, Poland, Lech Poznań, F. Smuda”).
A pesar del cariño que generó en Polonia, su solicitud de ciudadanía y de jugar para la selección fue finalmente rechazada por el presidente. Esto pudo haberse visto influido por el mal rendimiento de Polonia en la Eurocopa 2012, donde jugaron varios “zorros teñidos”. Actualmente, en la selección polaca solo hay jugadores nacidos fuera del país con fuertes raíces polacas, como Matty Cash del Aston Villa y Nicola Zalewski del Atalanta.
Filip Zieliński, corresponsal de beIN Sports en Polonia, periodista de Przegląd Sportowy Onet














