El respiro que necesitaba Pogoń Szczecin

El ambiente en Szczecin estaba cargado de urgencia. Después de tres partidos sin ganar, la presión sobre Pogoń Szczecin era evidente. El choque frente a Piast Gliwice se convirtió en una oportunidad para reivindicarse y reconectar con su afición. Y lo lograron, aunque con sufrimiento: un gol agónico de Kamil Grosicki desde los once pasos fue suficiente para que los “Portowcy” se quedaran con los tres puntos.

El triunfo no solo corta la mala racha, sino que devuelve confianza a un equipo que, pese a dominar en muchos tramos del encuentro, parecía condenado a dejar escapar el resultado.

Una primera parte de golpes compartidos

Desde el arranque, ambos equipos dejaron claro que no estaban dispuestos a especular. Pogoń apostó por la posesión y las combinaciones en ataque posicional, mientras que Piast intentó explotar las transiciones rápidas.

La presión de los locales finalmente dio frutos en el minuto 40, cuando Mor Ndiaye se elevó en el área y con un cabezazo certero abrió el marcador. Sin embargo, la alegría duró poco. Solo tres minutos después, German Barkovskiy aprovechó un error defensivo para igualar el duelo.

El empate al descanso reflejaba un choque equilibrado en emociones, aunque las sensaciones apuntaban a un Szczecin más ambicioso.

Grosicki, héroe en el desenlace

El segundo tiempo estuvo marcado por un claro dominio de Pogoń. Greenwood y Grosicki tuvieron ocasiones claras, pero una y otra vez el portero Frantisek Plach se erigió como muro para el Piast.

Cuando el partido parecía destinado al empate, el VAR cambió la historia. Una mano de Tomasz Mokwa dentro del área fue revisada y el árbitro señaló penal. Kamil Grosicki no tembló: ejecutó una “Panenka” que levantó a todo el estadio y selló el 2-1 definitivo en el minuto 89.

El Piast intentó reaccionar inmediatamente, incluso llegó a marcar, pero el tanto fue invalidado por fuera de lugar. Fue el golpe de suerte que Szczecin necesitaba para respirar tranquilo.

Lo que significa esta victoria

Más allá de los tres puntos, este triunfo puede marcar un punto de inflexión para el equipo de Thomasberg. Pogoń mostró carácter, insistencia y, sobre todo, la capacidad de sobreponerse a la presión.

El resultado deja claro que Grosicki sigue siendo el líder indiscutible del equipo, mientras que el bloque defensivo aún necesita ajustes para no repetir errores costosos. Piast, por su parte, se marcha con la sensación de haber resistido durante gran parte del partido, pero sin la contundencia necesaria para llevarse algo más.

En una liga tan competitiva como la Ekstraklasa, cada punto puede definir objetivos. Y Pogoń, tras este triunfo, parece decidido a volver a mirar hacia arriba.