Un golpe que lo dejó roto

El 0-6 ante Vasco da Gama no fue solo una derrota más para Neymar Jr., sino el golpe más duro de su carrera reciente. A sus 33 años, el astro brasileño no pudo contener las lágrimas al abandonar el campo, roto por dentro y consciente de que el Santos atraviesa una de sus crisis más profundas. El público recriminó el papel del equipo, y la dirigencia reaccionó de inmediato con el despido del técnico Cleber Xavier.

Neymar, cabizbajo y devastado, apenas logró dedicar unas palabras a la afición: “Fue una mierda y una vergüenza”. Una confesión cruda de quien alguna vez fue sinónimo de alegría en el fútbol mundial.

El mensaje que lo cambió todo

Pero en medio de la tormenta llegó un rayo de luz. Ya en casa, Neymar compartió en redes sociales el mensaje que le envió su hijo Lucca, de apenas 13 años, y que conmovió a todos. “Buenas noches papá, sé que hoy fue un día difícil para ti y para nosotros, pero quería que supieras que en estos momentos difíciles, y cuando nadie esté a tu lado, sepas que yo siempre voy a estar acá a tu lado para apoyarte", escribió.

El texto continuaba con palabras de aliento: “Tú eres más que un excelente padre, eres un ídolo, eres mi inspiración, y aun en los días en los que lloras, quiero que sepas que yo te amo mucho. Siempre tenlo en mente. Ten en cuenta que tu familia está acá a tu lado para apoyarte y ayudarte en todos los momentos, sin importar si son difíciles o buenos. Tú eres MI papá, y siempre ten presente que yo estoy acá para ti. Ahora quiero que levantes la cabeza y vayas contra ellos como siempre hiciste y lo vas a seguir haciendo. Eres increíble. Te amo con todo mi corazón".

Finalmente el mensaje de Deavi Lucca termina con lo siguiente: "Y nunca desistas de tu mayor sueño por personas que ni te conocen o saben quién eres, porque tú eres capaz. No uses la derrota de hoy como un fracaso; en vez de eso, úsala como motivación para siempre ser mejor que ayer. Nunca te olvides: ERES INCREÍBLE… ¡VAMOS CONTRA ELLOS!”.

La otra cara de Neymar

Lejos de la imagen de ídolo indestructible, lo vivido en Vila Belmiro mostró a un Neymar humano, vulnerable y acompañado por el amor de su hijo. Más allá de los resultados, el crack encontró en Lucca un motivo para seguir en pie y no rendirse en medio de la tormenta.