La regla que cambió la historia

La llamada “Cláusula Beckham” es una particularidad del reglamento de la Major League Soccer (MLS) que permite a los jugadores ser cedidos temporalmente a otros clubes durante el parón invernal, sin rescindir su contrato en Estados Unidos.

El nombre se originó cuando David Beckham, entonces futbolista de LA Galaxy, regresó dos veces al AC Milan entre temporadas para mantener su ritmo competitivo y prepararse para el Mundial de Sudáfrica 2010.

Esta norma nació como una solución al calendario desfasado de la MLS, que se disputa de febrero a diciembre, a diferencia de las grandes ligas europeas. Así, durante el receso (de diciembre a febrero), los futbolistas pueden entrenar o competir en otras ligas, siempre bajo ciertas condiciones.

Cómo funciona la cláusula

La “Cláusula Beckham” permite a los jugadores irse a préstamo por un periodo corto, generalmente de dos a tres meses, a clubes de Europa, Sudamérica o Asia.
El préstamo debe finalizar antes del inicio de la nueva temporada de la MLS, y requiere aprobación de la liga norteamericana, ya que los contratos pertenecen a la MLS como entidad, no al club individual.

El objetivo es mantener la continuidad física y futbolística de los jugadores durante el receso, sin que pierdan ritmo ni forma. Figuras como Landon Donovan, Thierry Henry, Robbie Keane, Omar González y Kei Kamara también aprovecharon esta cláusula para competir en Europa entre temporadas.

El caso Messi: un regreso soñado

En el caso de Lionel Messi, la cláusula podría permitirle volver al FC Barcelona en enero de 2026 por unas semanas, justo antes del arranque de la MLS 2026, prevista para finales de febrero.
El argentino estaría interesado en incluir esta opción dentro de su contrato con el Inter de Miami, con el objetivo de mantenerse en plena forma de cara al Mundial de 2026, que se jugará en Estados Unidos, México y Canadá.

La posibilidad de ver a Messi de nuevo con la camiseta blaugrana, aunque sea en préstamo, revivió la ilusión de los culés, que aún sueñan con un último baile en el Camp Nou. Y si Beckham lo hizo… ¿por qué no podría hacerlo también Leo?