El triunfo en el último Clásico francés no solo dio oxígeno al Olympique de Marsella, también reafirmó la personalidad de Roberto De Zerbi, un técnico que ha logrado que su nombre empiece a sonar con fuerza en toda Europa.

Un triunfo con mensaje

El estratega italiano, nacido en Brescia, se ha ganado la admiración por su carácter y sus declaraciones directas: “Tenemos que tener los co**** bien puestos. ¡En Marsella se necesita tener grandes co***!”, expresó con su estilo frontal.

La victoria ante el Paris Saint-Germain fue un golpe de autoridad. Aunque el propio De Zerbi insistió en que “solo son tres puntos”, el resultado valió oro en la lucha por posiciones europeas. El técnico incluso confesó que parte de su motivación al llegar al club era enfrentar y superar al PSG: “Le dije al presidente Pablo Longoria que una de las razones por las que quería venir era para ganarle al PSG, porque son más fuertes. Representan el poder y a mí no me gusta el poder.”

Más allá del marcador, la exhibición táctica del Marsella se sumó a lo vivido semanas atrás en el Santiago Bernabéu, donde, pese a caer frente al Real Madrid por un doblete de Kylian Mbappé desde el punto penal, el conjunto francés logró silenciar por momentos al estadio con un fútbol intenso y valiente.

Filosofía ofensiva y valentía táctica

El sello de De Zerbi está claro: apuesta por un fútbol agresivo, valiente y con identidad definida. Su propuesta se basa en el juego posicional, buscando desgastar al rival mediante la posesión, la paciencia y la construcción desde el portero. Sin embargo, también sabe cuándo soltar el balón largo y aprovechar la velocidad de hombres como Mason Greenwood, Amine Gouiri, Luis Henrique Paixão y Timothy Weah, quienes se convierten en puñales letales al contragolpe.

“El coraje es ir más allá de los límites, el coraje es ambición”, repite el entrenador como mantra de su filosofía. Su estilo innovador, comparado por muchos con el de Pep Guardiola, no se sostiene en plantillas millonarias, sino en la convicción, la táctica y la picardía.

El proyecto del Marsella bajo De Zerbi va más allá de ganar partidos: busca transformar al club en un contendiente real capaz de desafiar a los gigantes europeos. Cada triunfo, ya sea ante el poderoso PSG o en escenarios imponentes como el Bernabéu, fortalece la idea de que el italiano está construyendo un equipo con personalidad propia, dispuesto a competir contra cualquiera.