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Los millones que se le escapan al Barcelona por los retrasos en las obras del Camp Nou
El club azulgrana podría haber recibido más de 200 millones por penalizaciones, pero no piensa reclamar ni un euro a la empresa constructora.
El regreso al Camp Nou vuelve a aplazarse
El FC Barcelona confirmó recientemente que no podrá disputar el tradicional Trofeo Joan Gamper en el Spotify Camp Nou este 10 de agosto, como estaba previsto. La razón es simple pero grave: las obras del estadio siguen sin estar terminadas y el club no podrá obtener a tiempo las licencias municipales necesarias para reabrir el recinto. Aunque se había anunciado que el regreso sería el 29 de noviembre de 2024, la fecha sigue siendo incierta.
La nueva estimación apunta al 14 de septiembre, con el duelo frente al Valencia por LaLiga, pero ni esa fecha está asegurada. El problema se agrava con el calendario de la Champions League, ya que los clubes están obligados a jugar toda la fase de grupos en un solo estadio. El debut europeo está marcado para el 16 de septiembre, lo que pone al club en una situación compleja si el estadio no está habilitado.
Limak, sin consecuencias a pesar del retraso millonario
Cuando el presidente Joan Laporta presentó el acuerdo con la constructora Limak en enero de 2023, aseguró que cada día de retraso en las obras tendría un coste de un millón de euros como penalización para la empresa turca. Bajo ese compromiso, y tomando como referencia el 29 de noviembre de 2024 como fecha inicial de entrega, Limak debería más de 200 millones al Barcelona al día de hoy.
Sin embargo, esa cifra quedará solo en teoría. Desde la directiva han adelantado que no reclamarán ese monto, ya que consideran que los retrasos se deben a circunstancias imprevistas y no atribuibles directamente a la constructora. Una postura que ha encendido las críticas internas.
Uno de los más duros fue Víctor Font, excandidato a la presidencia del club, quien expresó su indignación: “Es increíble que siendo el mejor club del mundo hagamos el ridículo con promesas que nunca se cumplen”. Sus declaraciones reflejan el malestar de una parte de la afición que esperaba volver al estadio mucho antes.
Mientras tanto, el Barcelona sigue pagando el precio de no contar con su estadio insignia, tanto en lo deportivo como en lo económico. Y aunque había una cláusula millonaria para proteger al club, todo indica que no se hará efectiva.