La tan publicitada llegada de Lewis Hamilton a Ferrari para la temporada 2025 de Fórmula 1 se esperaba que inaugurara una nueva era para la Scuderia, pero en cambio ha generado incertidumbre y escepticismo dentro del paddock.

El Ferrari SF-25 no ha cumplido con las expectativas, demostrando ser el coche más débil bajo las actuales regulaciones de efecto suelo, y Hamilton sigue sin subir al podio en las primeras 17 carreras de la temporada.

Las continuas dificultades alcanzaron un punto crítico en el Gran Premio de Azerbaiyán, donde tanto Hamilton como Charles Leclerc terminaron en un discreto octavo y noveno lugar, intensificando la presión sobre la nueva dupla de pilotos del equipo.

El ex piloto de Fórmula 1 Ralf Schumacher, comentando para Sky Alemania, destacó que la relación de trabajo entre Hamilton y Ferrari está cada vez más tensa. Schumacher señaló grietas en la colaboración, señalando tanto decisiones en pista como descontento visible entre el campeón británico y el muro de boxes de Ferrari.

“La forma en que se tratan no es buena… y luego está la crítica de Lewis al equipo”, comentó Schumacher, sugiriendo que la desconfianza prolongada podría finalmente obligar a ambas partes a separarse si no se logra ningún progreso.

Órdenes de equipo y tensión interna

Un punto crítico de las tensiones surgió en Bakú, donde la estrategia dividida de Ferrari (medios para Leclerc, duros para Hamilton) hizo poco por mejorar la moral. Durante la carrera, Leclerc, afectado tras una parada temprana, recibió instrucciones de dejar pasar a Hamilton en busca de puntos. El plan de revertir la posición en la última vuelta se vino abajo cuando Hamilton retrasó la maniobra, generando frustración interna y un escrutinio posterior a la carrera.

Aunque el incidente tuvo poca repercusión en un resultado bajo, expuso heridas más profundas sobre la colaboración y el respeto dentro del equipo. Leclerc restó importancia al episodio: “Para un P8 o P9 no va a ser un gran tema de conversación”, pero insinuó que el equipo debe aclarar las reglas y reforzar la confianza para evitar más problemas.

La evaluación de Schumacher es contundente: “Si Lewis ya no confía en el equipo, y viceversa, sería una gran pena. Porque si se desarrolla desconfianza, entonces es mejor dejarlo ir y tomar caminos separados al final del año.”

Futuro incierto a medida que aumentan las frustraciones

Para Ferrari, la discordia interna amenaza con opacar el desarrollo técnico y los resultados en pista. El equipo, que durante mucho tiempo ha buscado un camino de regreso a la lucha por el título, ahora enfrenta preguntas no solo sobre rendimiento, sino también sobre cultura y comunicación.

Para Hamilton, adaptarse a la vida con el equipo rojo ha resultado más difícil de lo previsto, y cada oportunidad desperdiciada amplifica las dudas sobre la viabilidad a largo plazo del proyecto.