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Rambong busca redención después de una derrota y una tragedia familiar en ONE Friday Fights 128
El veterano tailandés Rambong Sor Therapat regresa al ring en ONE Friday Fights 128 este viernes 10 de octubre, cargando el peso de una devastadora derrota por nocaut y con el hambre de demostrar que ese tropiezo solo lo ha hecho más fuerte. El peleador de 28 años se enfrenta al escocés Stephen “El Matador” Irvine en el evento estelar, un choque de Muay Thai de 130 libras en el Lumpinee Stadium de Bangkok.
El fracaso como combustible
Rambong había lucido imparable. Después de encadenar siete victorias consecutivas, parecía estar al borde de asegurar un contrato de seis cifras que le cambiaría la vida con ONE Championship. Sin embargo, todo se derrumbó cuando Suriyanlek Por Yenying conectó un potente derechazo en el segundo asalto de su combate de julio de 2025 en ONE Friday Fights 115, cambiando su destino en un instante.
El nocaut lo llevó a un profundo proceso de reflexión. Tres meses después, asegura que esa caída fue su mejor maestra.
“Después de esa derrota, mi confianza disminuyó un poco. Pero también me hizo darme cuenta de que el fracaso puede ser una fuerza que te empuja a regresar y pelear de nuevo. Para esta pelea, he trabajado increíblemente duro para desarrollarme. Estoy entrenando mucho más que antes”, explicó Rambong.
Un análisis minucioso de Stephen Irvine
La autocrítica también lo llevó a estudiar a fondo a su rival. Irvine, quien entrena junto a Nico Carrillo en la Deachkalek Muay Thai Academy, llega con un récord profesional de 29-4 y una racha de cuatro victorias consecutivas.

“Para mí, Stephen Irvine es un oponente difícil. Ya ha vencido a varios peleadores de élite. Tiene manos muy afiladas, especialmente su gancho de izquierda, y también es más grande y más alto que yo”, reconoció Rambong. “Sin embargo, su debilidad es que también puede ser lastimado con golpes pesados, especialmente en la cara y el cuerpo”.
Aunque respeta el talento del escocés, Rambong confía en que su estilo agresivo e incesante marcará la diferencia.
“Él ha peleado principalmente contra rivales técnicos. Nunca ha enfrentado a alguien tan implacable como yo. Creo que puedo desorientarlo si lo presiono con fuerza. Aunque debo tener cuidado: sus armas no son ninguna broma. Aun así, confío en que puedo detenerlo. Mi corazón no es segundo de nadie”, aseguró.
Peleando por algo más grande
Más allá de la redención deportiva, Rambong lleva consigo una motivación profunda: un voto familiar marcado por la tragedia. Tras la encarcelación de su hermano mayor, prometió criar a su sobrino. Sin embargo, un accidente reciente cobró la vida del pequeño, dejando una cicatriz emocional imborrable.

“Contraté a la madre de mi esposa para que lo cuidara. Lo llevó a un huerto y, mientras recogía fruta, no lo vigiló. Estaba lloviendo y el niño se ahogó”, relató con dolor.
Lejos de rendirse, el peleador ha convertido ese recuerdo en una fuente de fuerza. A las puertas de su combate número 82, promete luchar en honor a su sobrino.
“Cada vez que peleaba, él me animaba. Ahora espero que esté viéndome desde un lugar mejor. Pelearé con todo por él. Si gano, planeo entrar al monacato para dedicar méritos a mis padres y a mi sobrino”, concluyó.