La polémica comenzó cuando el base veterano Patrick Beverley, actualmente sin equipo, acusó a las estrellas de la NBA de “dar el juego por sentado”, apuntando en particular a Trae Young.

Beverley cuestionó abiertamente el liderazgo de Young y afirmó que no era un compañero deseado entre los círculos de la liga, incluso señalando que “los jugadores no querían jugar [en Atlanta] por la presencia de Young”.

Destacó su experiencia en playoffs—nueve apariciones frente a tres de Young—e insinuó que los logros personales y las estadísticas importan poco sin éxito en la postemporada. El desafiante comentario de Beverley, difundido a través de su podcast, desató una ola de reacciones tanto en los vestuarios de la NBA como entre los aficionados.

Refutación detallada de Young: estadísticas vs. impacto

Trae Young, quien nunca rehúye la crítica, respondió con un video apasionado de casi 12 minutos, confrontando directamente los puntos de Beverley.

La estrella de los Hawks reconoció la reputación de Beverley como defensor élite—tres selecciones al All-Defensive Team—pero señaló que nunca había sido la fuerza motriz en equipos de nivel campeón, a pesar de haber jugado junto a nombres como LeBron James, Giannis Antetokounmpo y Kawhi Leonard.

Young destacó sus propios logros en playoffs, especialmente al llevar a Atlanta a las Finales de la Conferencia Este en su primera postemporada, y subrayó el elemento de suerte y el contexto de la plantilla necesarios para un éxito profundo en los playoffs.

Lo más importante, Young aseguró que Beverley “nunca le dio miedo” en la cancha, reforzando su creencia de que el impacto trasciende los reconocimientos.

Cultura de la NBA y derecho a expresarse

Más allá de la rivalidad personal, el mensaje de Young se centró en el corazón de la cultura de la NBA: quién tiene derecho a criticar y representar a las estrellas de la liga. “Que las estrellas hablen sobre nosotros. Que las estrellas hablen sobre el juego”, insistió Young, rechazando el derecho de Beverley a juzgar con generalizaciones.

El debate plantea preguntas cruciales sobre la percepción pública, el liderazgo y los estándares con los que se mide a los jugadores. Aunque ninguno de los dos posee un campeonato de la NBA, ambos han dejado huella única mediante su ofensiva, defensa y personalidad franca.

En última instancia, la respuesta de Young traza una visión de respeto entre pares y exige que las estrellas definan sus propias narrativas.