Anthony Edwards sufrió la lesión en el tendón de la corva apenas minutos después de iniciar la victoria ante los Pacers, lo que lo obligó a abandonar el partido rápidamente y generó preocupación inmediata. Shams Charania, de ESPN, confirmó que el All-Star se perderá alrededor de siete partidos y será reevaluado la próxima semana.

Esta interrupción frena su espectacular comienzo de temporada: promedió 41 puntos en el debut y 31 frente a los Lakers antes del infortunio.

A pesar del contratiempo, la durabilidad ha sido una marca registrada de Edwards. En toda su carrera solo ha faltado a tres partidos por temporada durante tres años, estando disponible en más de 400 encuentros.

Los Timberwolves, con récord de 3–0, deberán afrontar ahora un calendario exigente con los Lakers como rival inmediato, todo sin su máximo anotador.

Los Timberwolves buscan soluciones

La ausencia de Edwards deja un vacío enorme en anotación y liderazgo, obligando a otros a dar un paso al frente. Julius Randle, que promedia algo más de 25 puntos por partido, asumirá mayor responsabilidad ofensiva, mientras que Donte DiVincenzo, recientemente ascendido al quinteto titular, será clave en el perímetro.

Minnesota también podría dar más minutos a jóvenes como Terrence Shannon Jr. y Jaylen Clark durante la recuperación de Edwards. El cuerpo técnico y la gerencia insisten en la profundidad y la resiliencia del plantel mientras los Timberwolves encaran una serie de duelos decisivos.

Un tramo crítico por delante

Con Edwards fuera de acción, el impulso del inicio de temporada de Minnesota enfrenta una auténtica prueba. Las próximas semanas definirán si los Timberwolves pueden sobrevivir sin su piedra angular o si pierden terreno en una Conferencia Oeste repleta de competencia.

Tanto los aficionados como la directiva esperan una recuperación rápida, conscientes de que la presencia de Edwards es clave no solo para sumar victorias, sino también para las aspiraciones a largo plazo de la franquicia.