Bailey, un alero muy cotizado de Rutgers, era ampliamente proyectado como una selección entre los tres primeros del draft. Sin embargo, pocos días antes del evento, surgieron informes que indicaban que su entorno había enviado un aviso directo a al menos un equipo del Top 5: no lo seleccionaran, o no se presentaría al campo de entrenamiento.

Un movimiento raro y arriesgado

Según varios medios, los representantes de Bailey tomaron la inusual decisión de contactar directamente a un equipo del Top 5 para dejar en claro que el jugador no quería ser seleccionado por ellos. El mensaje fue directo: si lo elegían, no se presentaría al campo de entrenamiento.

Aunque el equipo específico no fue mencionado en los reportes públicos, la especulación apuntó a franquicias fuera de los destinos preferidos de Bailey—principalmente, los Utah Jazz y los Charlotte Hornets. Se informó que el entorno de Bailey esperaba que cayera en manos de los Washington Wizards, New Orleans Pelicans o Brooklyn Nets, que tenían las selecciones seis, siete y ocho.

Este tipo de maniobra es poco común en los drafts modernos de la NBA, donde la mayoría de los prospectos están ansiosos por cualquier oportunidad de ser seleccionados en una posición alta. El entorno de Bailey creía que, al alejarlo de ciertas franquicias, podían tener un mayor control sobre su trayectoria profesional y maximizar su desarrollo y potencial comercial.

Sin embargo, el movimiento fue criticado por ejecutivos y analistas de la liga, quienes lo vieron como una jugada arriesgada que podía salirle mal.

Utah Jazz desafía el aviso

A pesar del aviso, los Utah Jazz — con la quinta selección — decidieron no ceder ante la presión. Aunque Bailey no realizó entrenamientos ni visitas presenciales con el equipo, la directiva liderada por Austin Ainge no se dejó influenciar. Eligieron a Bailey, destacando su capacidad explosiva para anotar, su atletismo y su potencial como estrella como razones suficientes para no dejarlo pasar en esta etapa de reconstrucción.

Tras la selección, Bailey mantuvo un tono profesional y dijo a los periodistas que estaba enfocado en el baloncesto y que se centraría en controlar lo que está a su alcance. Su agente, Omar Cooper, defendió la estrategia como una práctica habitual en los negocios, destacando que Bailey había participado en el NBA Draft Combine y se había reunido con equipos en Chicago.

El episodio deja a Bailey con algo que demostrar en Utah, donde tanto los aficionados como la organización estarán atentos a cómo responde al reto. Para los Jazz, la decisión de ignorar el aviso y elegir al mejor talento disponible podría resultar acertada si Bailey aprovecha la oportunidad y cumple con su potencial.