Cuando salió a la luz una foto de LeBron James, su socio Maverick Carter y el influyente agente de Nikola Jokic, Miško Ražnatović, sentados juntos en un barco frente a la costa de Francia, la máquina de rumores de la NBA se desató con fuerza.

Muchos pensaron que se trataba de la formación de un nuevo superequipo o de un traspaso de alto perfil. Pero, según nuevos reportes, la conversación en ese yate iba mucho más allá de movimientos de jugadores o acuerdos a corto plazo.

Lo que ahora confirman fuentes internas es que la verdadera discusión giraba en torno al lanzamiento de una nueva liga global de baloncesto, una movida que podría transformar radicalmente el panorama del deporte.

Según Front Office Sports, y confirmado por varios medios de peso, Carter busca recaudar la asombrosa cifra de 5.000 millones de dólares para poner en marcha el proyecto, que incluiría seis equipos masculinos y seis femeninos compitiendo en ocho ciudades del mundo.

¿Una rival para la NBA? La gran ambición detrás de la liga

Los impulsores de la liga imaginan algo tanto radical como moderno. A diferencia de la liga femenina emergente “Unrivaled”, donde las jugadoras aún pueden competir en la WNBA, esta nueva liga exigiría un compromiso total. Los jugadores de la NBA que se sumen no podrían seguir compitiendo en la liga de Adam Silver, lo que haría que cualquier movimiento tuviera un impacto sísmico en sus carreras y en la estructura del baloncesto profesional.

Lo crucial es que esta liga se presentaría como una verdadera rival tanto de la NBA como de la FIBA, con la ambición de atraer estrellas internacionales y talento de élite ofreciendo participación accionaria a los jugadores, una respuesta directa a las restricciones de la NBA sobre inversión de jugadores en equipos.

Entre los posibles inversores se mencionan enormes fondos soberanos y de capital privado de Singapur, Arabia Saudita y Macao.

El próximo imperio de LeBron: propiedad, expansión y cambio global

Las ambiciones empresariales de LeBron James no son un secreto. Ha expresado en varias ocasiones su interés en ser dueño de un equipo de la NBA en el futuro, apuntando específicamente a la muy comentada franquicia de expansión en Las Vegas, una apuesta que podría alcanzar los 7.000 millones de dólares entre el equipo y la construcción de una nueva arena.

Sin embargo, involucrarse en un nuevo circuito internacional posicionaría la influencia de James sobre el futuro completo del baloncesto, otorgando a los jugadores participación financiera y un poder sin precedentes.

Lo que antes parecía una idea descabellada ahora gana fuerza con grandes sumas de dinero, figuras influyentes y una visión global. Si Carter y James logran concretar su apuesta de 5.000 millones de dólares, la NBA podría enfrentar pronto a su primer verdadero competidor en medio siglo: una liga con las mayores estrellas del baloncesto, operando bajo nuevas reglas y nuevas riquezas.

Mientras la historia sigue desarrollándose, algo queda claro: la reunión en yate en Saint-Tropez podría ser recordada algún día como el punto de inflexión más importante en la historia del baloncesto.