El entrenador del Bayern Munich, Vincent Kompany, dejó a un lado la rivalidad deportiva para enviar un mensaje cargado de empatía hacia Achraf Hakimi, quien tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado en el duelo europeo entre el Paris Saint-Germain y el conjunto bávaro. El internacional marroquí sufrió una dura entrada de Luis Díaz, acción que derivó en su posterior expulsión.

Solidaridad con Hakimi y una experiencia dolorosa

Tras la victoria del Bayern por 1-2 en París, Kompany no dudó en reconocer lo difícil del momento para el lateral:

“Espero que Hakimi se recupere pronto, es algo terrible. Nosotros lo sufrimos el año pasado con Musiala”, señaló el técnico.

El belga aclaró que no cree que Luis Díaz haya actuado con mala intención, pero remarcó que el contexto de un partido de máxima exigencia puede desencadenar episodios desafortunados.
“Fue un partido muy intenso, con acciones al límite. Hay instantes de mala suerte en los que estas cosas pueden pasar”, añadió.

El infortunio de Hakimi llega, además, el mismo día de su cumpleaños número 27, detalle que hizo aún más amarga la situación para el jugador del PSG.

Un Bayern en racha, pero con los pies en la tierra

Aunque el foco estuvo puesto en el estado físico del marroquí, Kompany también valoró el extraordinario momento del Bayern Munich, que alcanzó su decimosexta victoria consecutiva en todas las competiciones, consolidándose como uno de los grandes candidatos al título europeo.

A pesar del impresionante registro, el entrenador pidió cautela y trabajo constante:

“Por ahora no hemos ganado nada. El campeón de la Champions League aún no está decidido. Hay que empezar cada partido como si fuera el primero”.

La consigna es clara: evitar relajaciones en un torneo donde cualquier detalle puede marcar la diferencia.

Mientras el PSG espera los resultados médicos para conocer el tiempo de baja de Achraf Hakimi, el Bayern continúa firme en su camino competitivo. No obstante, la imagen del marroquí dejando la cancha se convirtió en un recordatorio de que la élite del fútbol, con toda su grandeza y espectáculo, también puede mostrar su cara más cruel en cuestión de segundos.