La obsesión que no muere

Desde su regreso a la presidencia, Joan Laporta ha buscado devolver al FC Barcelona la grandeza de antaño con fichajes de impacto mundial. Entre todos los nombres, hay uno que nunca se ha borrado de su libreta: Erling Haaland. El noruego del Manchester City es visto como el sucesor natural de Robert Lewandowski, cuya etapa en el club se acerca a su fin.

Según El Nacional, Laporta mantiene viva la “obsesión Haaland” y confía en que 2026 sea el año en el que el Barça pueda dar el golpe. Para entonces, el contrato de Lewandowski, de 37 años, habrá llegado a su fin y el club necesitará un nuevo referente ofensivo.

Lewandowski y la búsqueda del nuevo ‘9’

La realidad es que Lewandowski sigue marcando diferencias: en la última temporada firmó 42 goles, demostrando que su olfato sigue intacto. Sin embargo, la directiva no contempla prolongar su contrato, ya que la apuesta es rejuvenecer la delantera.

En ese escenario, han sonado otros nombres como Julián Álvarez, actualmente en el Atlético de Madrid, pero el gran sueño de Laporta sigue siendo Haaland, un jugador que encarna potencia, goles y marketing a partes iguales.

El muro económico y contractual

El gran problema es evidente: Haaland tiene contrato con el Manchester City hasta 2034, con un salario de 400.000 libras semanales. Además, en su última renovación desaparecieron las cláusulas de rescisión que en el pasado daban alguna ventana de oportunidad. Esto obliga al Barça a plantear una operación multimillonaria que choca de frente con sus limitaciones financieras actuales.

Aun así, Laporta se aferra a la idea de que el proyecto deportivo y el regreso al Camp Nou remodelado puedan seducir al delantero noruego en 2026.

Un sueño que resiste

En un club que ha tenido que ajustar cuentas y apostar por jóvenes de la cantera como Lamine Yamal o Cubarsí, pensar en Haaland parece un lujo inalcanzable. Pero Laporta ha demostrado en el pasado que no teme a los retos imposibles.

¿Será Haaland el próximo gran ‘9’ del Barça? Por ahora, es solo un sueño. Pero en la mente de Laporta, ese sueño es más real que nunca.