Un premio más para una joya de 18 años

Lamine Yamal recogió de manos del director de MARCA el Premio Di Stéfano al mejor jugador de la temporada, superando a nombres tan imponentes como Mbappé, Vinicius, Pedri y Raphinha. Con solo 18 años, acumula trofeos individuales como si llevara una década en la élite.

“Todos los títulos individuales indican que ha sido una gran temporada del equipo. Para mí supone una felicidad y un orgullo. Acumular premios a la edad que tengo es algo muy positivo”, explicó el azulgrana. “Voy a seguir trabajando y peleando para conseguir cosas así”.

El regreso al Camp Nou, un impulso decisivo

El joven atacante está especialmente ilusionado con la vuelta del FC Barcelona a un Camp Nou renovado. Para él, será como fichar a un refuerzo decisivo:
“La afición cuenta mucho. Montjuïc estaba bien, pero no era lo que queríamos. El Camp Nou será un apoyo muy grande para todos y sumará mucho para lo que queda de temporada”.

En un Barça que busca reencontrarse con su identidad futbolística, Lamine será uno de los grandes beneficiados de volver a su estadio natural, un entorno que lo potencia y lo inspira.

Una ambición sin límites

Si algo define a Lamine Yamal, además de su talento, es su ambición desbordada. Hace apenas unos días confesaba que no soñaba con un Balón de Oro… sino con “varios”. Y ahora va un paso más allá.

“¿Liga, Champions, Mundial o Balón de Oro? Lo quiero todo”, aseguró sin tambalearse. “Ojalá lo consiga todo y, mientras podamos jugar, es posible conseguirlo”.

Este 2026 lo tendrá compitiendo al máximo nivel en todos los frentes: con el Barça, con la Selección Española y en la carrera por los premios individuales. Y él está convencido de que puede con todo.

El año en el que Lamine quiere coronarlo todo

El azulgrana no oculta que este es el año para dar un salto definitivo: consolidarse como líder del Barça, brillar con España y meterse en serio en la conversación del Balón de Oro. Su camino apenas empieza, pero su ambición ya es de estrella mundial.

Si lo quiere todo, es porque empieza a creer —y hacer creer— que todo es posible.