El regreso más inesperado

Apenas un día después de clasificar al Inter Miami con un doblete ante Nashville (4-0) por las semifinales de la Conferencia Este de la MLS, Lionel Messi tomó un vuelo hacia Barcelona y, en silencio, volvió a pisar el Spotify Camp Nou. Sin cámaras, sin prensa y sin previo aviso, el mejor futbolista de la historia entró al templo donde escribió sus páginas más gloriosas.

En su cuenta de Instagram, Messi compartió un mensaje que conmovió a todo el mundo:

“Anoche volví a un lugar que extraño con el alma. Un lugar donde fui inmensamente feliz, donde ustedes me hicieron sentir mil veces la persona más feliz del mundo. Ojalá algún día pueda volver, y no solo para despedirme como jugador, como nunca pude hacerlo…”.

Las palabras bastaron para despertar una ola de nostalgia y esperanza entre los culés, que desde hace años sueñan con verle nuevamente vestido de azulgrana, aunque sea para un último adiós.

Desde entonces, Joan Laporta sueña con traerlo de vuelta para la reinauguración del Spotify Camp Nou, prevista para 2026. Pero antes de que eso ocurra, Messi quiso reencontrarse con su casa, iluminada en azul y granate, vacía, pero viva.

Una visita sin micrófonos ni flashes, pero cargada de sentido: el recordatorio de que el Camp Nou y Messi son —y serán siempre— inseparables.