Un fichaje lleno de promesas y una realidad frustrante

Cuando Endrick firmó su contrato con el Real Madrid en 2022, el mundo del fútbol lo señalaba como “el heredero natural de Ronaldo Nazario”. Llegó con apenas 18 años, un talento desbordante y el sueño de triunfar en el club.
Sin embargo, su primera temporada dejó más dudas que certezas: 37 apariciones, apenas 847 minutos jugados y una lesión muscular que lo marginó del Mundial de Clubes. Desde entonces, todo ha sido cuesta arriba.

Su último partido oficial fue el 13 de mayo de 2025 ante el Granada, y desde entonces no ha vuelto a pisar el césped. Ni con Carlo Ancelotti antes, ni con Xabi Alonso ahora. El brasileño sigue esperando una oportunidad mientras observa cómo otros nombres ocupan su espacio en la delantera blanca.

Lesiones, competencia y un sistema que no lo favorece

El presente de Endrick se explica, en parte, por una cadena de lesiones musculares que frenaron su adaptación al ritmo europeo. En su regreso a los entrenamientos, una recaída en el isquiotibial lo dejó nuevamente fuera de combate, justo cuando parecía listo para consolidarse.

Además, la llegada de Xabi Alonso ha cambiado la dinámica del ataque madridista. El técnico prioriza un estilo más posicional y asociativo, donde Mbappé, Vinícius Jr. y Rodrygo ocupan los primeros lugares en la rotación ofensiva.
El resultado: Endrick lleva cinco meses sin sumar minutos oficiales, aunque ha sido convocado en todos los partidos recientes del equipo. Una situación que genera preocupación tanto en la directiva como en la selección brasileña, donde su ausencia empieza a pesar.

El número 9 que aún no debuta

La ilusión era enorme: Endrick heredó el mítico número 9 del Real Madrid, un dorsal que han vestido leyendas como Di Stéfano, Hugo Sánchez, Ronaldo Nazario y Benzema. Sin embargo, el brasileño aún no lo ha estrenado en partido oficial.
En la grada, los aficionados se preguntan por qué el joven prodigio no tiene minutos, mientras Gonzalo García, canterano de 21 años, se ha robado los reflectores tras su brillante actuación en el Mundial de Clubes.

La presión crece y el tiempo pasa. Endrick necesita jugar, no solo para recuperar confianza, sino para demostrar que puede estar al nivel de las expectativas que generó su llegada.

¿Fin del sueño o pausa en su historia?

Con el mercado invernal acercándose, una cesión temporal parece una salida lógica. Equipos como Napoli o Bayer Leverkusen ya habrían preguntado por su situación, y el jugador no vería con malos ojos una salida que le permita sumar minutos y ritmo competitivo.

A sus 19 años, Endrick tiene talento de sobra, pero la paciencia en el Madrid no es eterna. Entre lesiones, competencia feroz y un estilo que aún no se adapta a él, su historia en el club blanco se encuentra en una encrucijada.
Por ahora, su papel es el de espectador de lujo: en el banquillo, con el número 9 a la espalda, esperando el momento en que Xabi Alonso le devuelva el protagonismo.

El futuro de Endrick está en juego. Y el reloj ya empezó a correr.