Carlo Ancelotti dejó claro en rueda de prensa que su vínculo con el Real Madrid va más allá de cualquier contrato. El técnico italiano, que no confirmó su futuro tras el final de la temporada, habló con emoción sobre su relación con el club y afirmó que su “luna de miel” con el conjunto blanco durará toda la vida.

Ancelotti elogia a Xabi Alonso, pero no se despide

Durante su comparecencia, Ancelotti también se refirió a Xabi Alonso, quien anunció su salida del Bayer Leverkusen al término de la campaña. Sin mencionar explícitamente la posibilidad de que el español lo reemplace, Carletto elogió a su exjugador: “He leído que Xabi se va del Leverkusen. Ha hecho un trabajo fantástico y tiene todas las puertas abiertas porque ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del mundo”.

Aunque los rumores sobre una posible transición en el banquillo merengue siguen creciendo, el técnico italiano prefirió enfocarse en el presente, especialmente en el Clásico frente al Barcelona, y evitó comentar sobre una posible llegada a la selección de Brasil.

Un amor eterno por el Real Madrid

A pesar del tono que por momentos sonó a despedida, Ancelotti fue enfático al describir su conexión con el club: “La luna de miel con este club no se acaba, sigue y seguirá para siempre. El Real Madrid, como lo fue el Milan antes, son equipos que se quedan en el corazón más que otros. Es normal por el tiempo pasado aquí y por sentirme muy bien”.

Además, aseguró que aunque su ciclo como entrenador pueda terminar algún día, el cariño se mantendrá intacto: “Como todas las relaciones, al principio hay mucha pasión, y cuando baja, sube el cariño. La luna de miel con el Real Madrid va a ser hasta el último día de mi vida”.

Respecto a si se considera el técnico que mejor encarna los valores del club, Ancelotti fue humilde: “Eso no lo sé. El Real Madrid es un club especial que merece una actitud especial de su entrenador y de todos los que trabajan aquí. Eso es lo que he intentado hacer cada día”.

La historia entre Ancelotti y el Real Madrid aún no tiene un final escrito, pero queda claro que, para el italiano, este amor futbolístico es para siempre.