El próximo domingo, el MetLife Stadium de Nueva Jersey será testigo de una final estelar entre Chelsea y Paris Saint-Germain. Ambos equipos han garantizado una millonada solo por llegar hasta aquí, pero el campeón podrá llevarse un premio aún más jugoso que podría marcar la diferencia en la próxima ventana de fichajes.

Aunque la gloria está en juego, el cheque que reparte la FIFA al nuevo campeón del Mundial de Clubes 2025 convierte este duelo en algo más que una final: es también una batalla por 40 millones de dólares extra.

Cuentas claras…

A lo largo del torneo, el Chelsea ha ido sumando varios premios económicos. En la fase de grupos ganó dos partidos y perdió uno en el Grupo D, lo que le otorgó 4 millones de dólares. Por avanzar a octavos, sumó 7.5 millones. Al eliminar al Benfica y meterse en cuartos, embolsó otros 13.125 millones. La sufrida victoria sobre Palmeiras en cuartos le otorgó 21 millones, y el triunfo en semifinales contra Fluminense le valió 30 millones más. En total, los Blues ya llevan acumulados 89.5 millones de dólares, incluyendo el monto fijo por participación.

Por su parte, el Paris Saint-Germain ha hecho caja grande. Sumó 4 millones en fase de grupos, 7.5 millones por alcanzar los octavos, 13.125 millones por vencer al Inter Miami y avanzar a cuartos, 21 millones más por imponerse al Bayern y meterse en semifinales y 30 millones por la goleada al Madrid y clasificarse a la gran final. Con todo eso —más su bonificación fija— el club parisino ya acumula 107.7 millones de dólares hasta el momento.

El gran premio

El nuevo formato del Mundial de Clubes no solo ofrece más partidos y rivales, también más dinero. El equipo que se proclame campeón del mundo recibirá un bono extra de 40 millones de dólares.

Eso significa que si PSG levanta el trofeo, su total ascenderá a unos impresionantes 147.7 millones de dólares. Si lo hace el Chelsea, su premio llegará a 129.5 millones. Cifras que no solo hacen historia… también hacen ruido.

¿El dinero pesa más que la gloria?

Los premios de este renovado Mundial de Clubes han elevado la competencia a otro nivel. Con más de 100 millones en juego para los finalistas, los clubes pueden reinvertir directamente en fichajes, infraestructura o salarios. Pero aunque las cuentas cierren en verde, hay algo que el dinero no puede comprar: la gloria deportiva.

Ser campeón del mundo sigue siendo el objetivo supremo. Para el PSG, sería la primera gran conquista internacional en su historia. Para el Chelsea, una nueva estrella en su palmarés. Porque al final, los millones se gastan… pero los títulos quedan para siempre.