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De candidato al Balón de Oro a vendedor de aspiradoras: la increíble historia de Tomas Brolin
A los 28 años, cuando tenía todo para seguir brillando en la élite, Tomas Brolin sorprendió al mundo al abandonar el fútbol para dedicarse a los negocios y al póker. Su historia es una de las más peculiares que ha dejado el deporte.
De estrella mundial a un retiro inesperado
En la década de los 90, Tomas Brolin era uno de los futbolistas más prometedores de Europa. Brilló con la camiseta del Parma, donde conquistó una Copa de Italia, una Recopa de Europa, una Supercopa de Europa y una Copa de la UEFA. Su talento también se hizo sentir con la selección de Suecia, con la que alcanzó el tercer lugar en el Mundial de 1994, torneo en el que su equipo sorprendió al mundo.
Ese mismo año, Brolin terminó cuarto en la votación del Balón de Oro, solo por detrás de Hristo Stoichkov, Roberto Baggio y Paolo Maldini. Todo apuntaba a que su carrera seguiría en ascenso, pero la realidad fue muy distinta: “Me cansé de entrenar todos los días”, confesó años después.
En una entrevista con La Gazzetta dello Sport, Brolin explicó que, tras dejar el fútbol profesional, decidió embarcarse en un negocio inesperado: la venta de aspiradoras. Un encuentro fortuito con un inventor lo convenció de invertir en una empresa, y esa decisión marcó el final de su trayectoria deportiva.
Una vida distinta lejos de las canchas
“Fue el empujón que ya no me dio ganas de volver al campo”, relató el exdelantero. A pesar de las críticas por retirarse tan joven, él lo tenía claro: “Depende de lo que hayas hecho en esos 28 años”. Para Brolin, su tiempo en el fútbol había sido suficiente, y estaba listo para explorar otros caminos.
Además de su aventura empresarial, desarrolló una nueva pasión: el póker. Lo que comenzó como un pasatiempo entre amigos en Estocolmo terminó llevándolo a los grandes casinos de Las Vegas. “Le tomé gusto poco a poco, y juego tras juego llegué a los grandes salones”, recordó.
Lejos de arrepentirse, Brolin mantiene una relación tranquila con el fútbol. “Veo los partidos que me interesan, no me pierdo un compromiso con Parma, ese club se quedó en mi corazón, pero no puedo decir que no viviría sin el fútbol”, aseguró.
Un legado peculiar
Mientras muchos exfutbolistas buscan seguir ligados al deporte como entrenadores o comentaristas, Tomas Brolin eligió un camino completamente distinto. De ídolo en Italia a empresario y jugador de póker, su historia es una muestra de que no todos los caminos en el fútbol terminan igual.
Su legado no solo vive en los títulos y logros, sino en su decisión de tomar un rumbo inesperado cuando aún tenía mucho por dar. Brolin demostró que, a veces, el balón puede dejarse de lado para perseguir otras pasiones.