Chris Paul reacciona a ser descartado por los Clippers
Chris Paul quedó desconcertado por la decisión de los Clippers de enviarlo a casa, suplicando por quedarse mientras las tensiones internas ponían fin de forma abrupta a su gira de despedida en Los Ángeles.
El final llegó de manera silenciosa en Atlanta. El presidente de los Clippers, Lawrence Frank, informó a Paul en una habitación de hotel el 2 de diciembre que el equipo lo enviaría a casa, una decisión que dejó al base de 40 años atónito y buscando respuestas.
Paul, quien había anunciado semanas antes que esta sería su última temporada en la NBA, reaccionó de inmediato, defendiendo su caso e incluso trayendo al pívot Brook Lopez a la reunión como testigo de carácter en un último intento por cambiar la decisión de la organización.
Para Paul, esto debía ser un acto final lleno de nostalgia con la franquicia donde se convirtió en una superestrella y ayudó a transformar a los Clippers en un habitual contendiente de playoffs. En cambio, el equipo registraba 5 victorias y 16 derrotas, su rol se había reducido, y la separación llegó no en una arena llena, sino a puertas cerradas durante un complicado viaje fuera de casa.
Relación fracturada con Lue y el vestuario
Debajo de la decisión abrupta había meses de tensión. Los informes detallaron una relación fría entre Paul y el entrenador Ty Lue, con los dos supuestamente sin hablarse durante semanas antes de la separación. Paul había solicitado una reunión con Lue para abordar acusaciones de que era una presencia negativa, pero ese encuentro nunca ocurrió, profundizando la brecha entre uno de los bases más exigentes de la liga y un cuerpo técnico que cada vez veía su voz más como un obstáculo que como un impulso.
Dentro del vestuario, el estilo de liderazgo directo de Paul también recibió opiniones divididas. Regularmente ofrecía sugerencias puntuales sobre hábitos de práctica, roles y planes de juego, que algunos compañeros apreciaban y otros interpretaban como agresivas en una temporada ya cargada de derrotas. Aun así, no estaba aislado.
Kawhi Leonard y Brook Lopez se convirtieron en sus mayores apoyos, respaldando su deseo de quedarse y terminar el año con los colores de los Clippers, incluso mientras la organización avanzaba.
Legado en Los Ángeles y lo que viene
Estadísticamente, esta segunda etapa no se parecía a la mejor versión de Paul. Promedió menos de tres puntos en minutos limitados y salió desde el banquillo en cada aparición, muy lejos de las temporadas All-NBA que alguna vez definieron Lob City. Emocionalmente, sin embargo, los Clippers seguían siendo la franquicia más vinculada a su legado de Hall of Fame, lo que explica por qué luchó tanto por quedarse y por qué su salida se ha sentido tan impactante en toda la liga.
Por ahora, Paul continúa entrenando en la antigua instalación de práctica de los Clippers, ahora gestionada por la asociación de jugadores, manteniéndose listo mientras su equipo espera un traspaso o un buyout que pueda ofrecerle un último destino. Tanto si esa oportunidad llega como si no, este divorcio repentino en Atlanta quedará como uno de los capítulos más complicados en la historia de uno de los mejores bases de su era.












