Stephen Curry sigue en la cima financiera de la NBA en 2025-26, recibiendo la impresionante cifra de 59,6 millones de dólares de los Golden State Warriors.

El dos veces MVP y cuatro veces campeón firmó una extensión lucrativa que lo mantiene como el jugador más rico del baloncesto por temporada. A los 37 años, sigue siendo tanto un ícono empresarial como una maravilla en la cancha, ganando casi 5 millones de dólares más que cualquier otro jugador.

Su contrato subraya cómo el tiro de élite y la proyección global todavía se traducen en un valor inigualable en toda la liga.

El club de los 50 millones se expande

Justo por debajo de Curry, un grupo de MVPs define el precio de la superestrella moderna. Joel Embiid y Nikola Jokić ganan 55,2 millones de dólares cada uno, liderando a Philadelphia y Denver, respectivamente.

Sus cifras muestran cómo el talento en la pintura domina el techo salarial actual. Muy cerca se encuentran Kevin Durant (54,7 millones con los Houston Rockets) y Giannis Antetokounmpo, Jayson Tatum y Anthony Davis, cada uno rondando los 54,1 millones de dólares.

LeBron James, mientras tanto, sigue desafiando al tiempo, ganando aproximadamente 52,6 millones en su temporada número 40 con Los Angeles Lakers. El futuro miembro del Salón de la Fama sigue siendo tanto un jugador como una potencia de marca, demostrando que 22 años después del inicio de su carrera, sigue siendo uno de los nombres más rentables de la liga.

Una nueva era de inflación de contratos

Más allá del nivel élite, las jóvenes estrellas están aprovechando un tope salarial en rápida expansión y acuerdos de transmisión global. Jugadores como Anthony Edwards, Tyrese Haliburton y Donovan Mitchell ahora perciben sueldos anuales en el rango de 45 a 46 millones de dólares.

Y aunque Shai Gilgeous-Alexander gane “solo” 38 millones este año, su recién firmado supermax, valuado en 285 millones por cuatro años, hará que su salario anual supere los 70 millones para 2028, rompiendo todos los récords previos.

Esta explosión salarial refleja la creciente rentabilidad de la NBA, impulsada por nuevos derechos mediáticos y expansión internacional. Con superestrellas ganando casi 60 millones por año, la próxima ola de extensiones promete llevar esa cifra aún más alto. El futuro financiero de la NBA, al igual que sus jugadores, está volando por encima del aro.