Tras una etapa gloriosa en el Real Madrid, Luka Modric se prepara para iniciar un nuevo capítulo en su carrera futbolística. Todo indica que su próximo destino será el AC Milan. Aunque la operación aún no se ha oficializado, las negociaciones están avanzadas y el acuerdo podría cerrarse en los próximos días. El contrato contemplaría una temporada, con opción a una segunda en función del rendimiento y la voluntad de ambas partes.

El motivo de su decisión va más allá de lo estrictamente deportivo. Decepcionado por no continuar en el club blanco, Modric ha buscado una salida que combine lo competitivo con lo emocional. En ese equilibrio, el Milan representa mucho más que un nuevo reto: es una elección cargada de simbolismo, afecto y estrategia.

La admiración por Boban: del ídolo al amigo

Desde su infancia, Modric ha tenido en Zvonimir Boban a su gran referente futbolístico. El legendario centrocampista croata fue una figura clave del Milan en los años 90 y un modelo a seguir para toda una generación de futbolistas en su país. Hoy, además de ídolo, Boban es un amigo cercano de Luka, y esa conexión personal ha tenido un peso determinante en la decisión del jugador. Vestirse de rossonero no es solo una elección profesional, sino también un tributo a quien lo inspiró desde niño.

El Milan como plataforma rumbo al Mundial 2026

A sus 39 años, Modric conserva intacta su ambición. Entre sus objetivos más firmes está llegar en plenitud al Mundial de 2026, donde planea despedirse de la selección croata por la puerta grande. De todas las ofertas que ha recibido algunas provenientes de ligas exóticas y otras de clubes europeos con mayor proyección internacional, la del Milan ha sido la que más lo ha seducido. La exigencia competitiva de la Serie A y la posibilidad de asumir un rol protagónico en el equipo, sin limitarse a un papel testimonial, han sido claves para su elección.

Un adiós elegante y un nuevo comienzo

Todo apunta a que Modric vestirá los colores del Milan. Lo hará, en principio, por una temporada, con la posibilidad de extender su estadía un año más. Será, con casi total certeza, su última experiencia en la élite del fútbol europeo. Y la vivirá en un club histórico, competitivo y lleno de significado personal. Eso sí, antes de dar el salto a Italia, Luka quiere despedirse del Real Madrid levantando el primer Mundial de Clubes bajo el nuevo formato. Un cierre soñado para una etapa legendaria.