De vencer al Barcelona… al abismo

El momento más ilusionante de la campaña para el Sevilla llegó con un contundente 4-1 sobre el FC Barcelona en el Sánchez-Pizjuán, una victoria que pareció marcar el inicio de una nueva era bajo el mando de Matías Almeyda. Con ese resultado, el equipo se instalaba en puestos europeos y la afición soñaba con una recuperación definitiva.

Sin embargo, aquel triunfo ha terminado pareciendo solo un espejismo. Desde entonces, el Sevilla se desplomó y acumuló tres derrotas consecutivas ante Mallorca, Real Sociedad y Atlético de Madrid, una racha que lo ha enviado al puesto 13 de LaLiga, apenas cuatro puntos por encima del descenso.

En Nervión vuelve a reinar la incertidumbre. El impacto inicial del entrenador argentino se ha desdibujado y los números empiezan a hablar por sí solos: tras 11 jornadas, el Sevilla suma 13 puntos, dos menos que los que tenía a estas alturas en la temporada pasada bajo el mando de Xavier García Pimienta, quien ni siquiera finalizó el curso.

Dudas crecientes y ruido institucional

El proyecto deportivo liderado por el director general Antonio Cordón comienza a ser cuestionado. La plantilla fue construida con uno de los límites salariales más bajos de la liga, y Almeyda ya dejó entrever públicamente su frustración por los errores individuales que siguen costando partidos.

Los tropiezos recientes han encendido las alarmas en un club que vive una atmósfera tensa por factores extradeportivos. Los rumores de una venta del Sevilla crecen día tras día, con los principales accionistas admitiendo negociaciones con fondos internacionales. Esa inestabilidad también golpea el ánimo del vestuario.

El siguiente duelo ante Osasuna, nuevamente en casa, puede marcar un punto de ruptura. Una nueva derrota podría detonar una crisis mayor y acelerar decisiones drásticas desde los despachos.

¿Almeyda puede revertir la situación?

Aunque hombre de carácter y discurso firme, Matías Almeyda deberá demostrar que la goleada al Barcelona no fue un oasis aislado. Recuperar la confianza, reforzar la identidad del equipo y reducir las desconexiones defensivas será clave para que el Sevilla no vuelva a sufrir con la amenaza del descenso.

La afición espera respuestas inmediatas. La temporada es larga, pero la paciencia —después de años complicados— ya no es la misma. El Sevilla tendrá que reencontrarse con su esencia si no quiere que el espejismo de hace unas semanas se convierta en la realidad de un nuevo fracaso deportivo.