Makélélé disfruta la casa del PSG en Los Ángeles
Desde la base del equipo en Los Ángeles, el legendario mediocampista Claude Makélélé no duda en afirmar que el Paris Saint-Germain que disputará el Mundial de Clubes este verano en Estados Unidos “se siente completamente diferente” a cualquier versión anterior del club.
“Todos los errores que cometieron antes, los corrigieron”, señala Makélélé, quien apunta a la llegada de Luis Enrique como un punto de inflexión. El técnico español, dice, “estudia cada detalle” y ha logrado crear una cultura unificada en el vestuario, donde figuras como Marquinhos y Ousmane Dembélé están completamente comprometidos con el proyecto. Para Makélélé, esa cohesión, junto con una mejor planificación deportiva, ha llevado al PSG a convertirse en el “número uno del mundo.”
Aprender, adaptarse… y ganar
Makélélé considera que el proceso de prueba y error fue necesario. Las duras eliminaciones en la Champions League ya no son fracasos, sino aprendizajes. “El fútbol es como la vida: fallas, corriges y avanzas”, reflexiona. Según él, el equipo actual está construido para competir en torneos: tiene experiencia, flexibilidad táctica y, sobre todo, madurez emocional.
También destaca la organización “estilo americano” del staff del PSG durante su gira, calificándola de “muy vintage y bien organizada.” Esa profesionalidad fuera del campo, asegura, será clave en las rondas decisivas del torneo bajo el calor estadounidense.

El primer paso hacia algo más grande
Con el triplete continental ya en bolsa, Makélélé ve este Mundial de Clubes como el comienzo ideal. “Empieza ganando este trofeo y después ve por los otros”, afirma. ¿Su pronóstico? No lo duda: el PSG estará en la final.
En un club históricamente asociado a fichajes rimbombantes y oportunidades perdidas, la fe de Makélélé transmite un mensaje claro: este PSG cree que está listo para convertir su dominio continenyal en supremacía global. Si los jugadores están a la altura del optimismo de su exjugador, la fiesta que inicia en el Rose Bowl podría terminar con un título… y un golpe sobre la mesa en el fútbol mundial.