Un regreso con cuentas pendientes

A falta de la confirmación oficial, todo apunta a que Checo Pérez volverá al Gran Circo en 2026 con Cadillac. Será tras un año fuera de la parrilla, pero con una presión enorme: su salida de Red Bull no solo fue polémica, sino que dejó abierta una herida que el mexicano buscará cerrar en la pista. A sus 36 años, deberá afrontar varios desafíos que marcarán su última gran etapa en la élite del automovilismo.

Demostrar vigencia a los 36 años

El primer reto de Checo será convencer de que la edad no es un límite. Con 36 años en enero, competirá contra una generación joven y hambrienta. Su espejo inevitable es Fernando Alonso, quien a los 44 años sigue siendo competitivo. Pérez debe mostrar que su experiencia puede ser un arma, no un lastre.

Volver en forma tras un año sin competir

No correr en 2025 puede ser un arma de doble filo. La incógnita es si Checo mantendrá la chispa después de tanto tiempo lejos de los circuitos. Su misión: demostrar desde el día uno que sigue siendo un especialista en adelantamientos y en gestión de carrera.

Adaptarse a un coche nuevo

La etapa Cadillac será un examen difícil. Tras años de estabilidad con Red Bull, el mexicano tendrá que entender y explotar un monoplaza que probablemente no esté entre los más fuertes. Recortar esa distancia será clave para que su regreso no se quede en un simple acto mediático.

Una deuda con Red Bull

Más allá de los resultados, Checo tiene un reto emocional: demostrar que su despido fue un error. Competir con Verstappen es imposible, pero compararse con el segundo asiento de Red Bull será inevitable. Ahí tendrá la oportunidad de reivindicarse.

Ser el líder de Cadillac

En su nueva casa, la batalla será interna. Todo indica que su rival será Valtteri Bottas, otro veterano con experiencia. Pérez deberá dejar claro quién manda y convertirse en el piloto número uno de la escudería.