Los Boston Celtics sufrieron una dolorosa derrota 105-103 ante los Utah Jazz, en un partido marcado por una polémica decisión arbitral en el último minuto.

Con Boston aferrado a una mínima ventaja, Jaylen Brown atacó el aro pero tropezó cuando Keyonte George, de Utah, resbaló e invadió su trayectoria. Todas las repeticiones parecían confirmar el contacto, pero los árbitros decidieron no pitar falta y dejaron seguir la jugada.

La no sanción no solo dejó atónitos a los aficionados, sino que cambió de inmediato el impulso del partido, ya que Utah aprovechó con una canasta al contraataque que alteró el desenlace en los segundos finales.

Brown, quien firmó 36 puntos en la derrota, expresó su frustración después del encuentro: “No puedes cometer un error así como árbitro en ese momento del partido, faltando un minuto... todo el equipo arbitral se equivoca. Nos cuesta el partido. Inaceptable”, reflejando el sentir tanto del vestuario como de los aficionados de los Celtics.

La noche consagratoria de Keyonte George y un final dramático

Aunque la polémica acaparó los titulares, el escolta de los Jazz, Keyonte George, también fue protagonista de la noche. George alcanzó su mejor marca de la temporada con 31 puntos, liderando la ofensiva de Utah y aportando jugadas decisivas en ambos extremos de la cancha.

En la última posesión de los Jazz, Jusuf Nurkic consiguió un tip-in tras un tiro fallado con menos de un segundo por jugar, sellando la remontada y la victoria de Utah. Los Jazz, que venían de una racha de derrotas consecutivas, recuperaron impulso con este triunfo como visitantes, mejorando su récord a 3-4, por delante de unos Celtics que caen a 3-5.

Los problemas de los Celtics continúan mientras crecen las críticas

Más allá de la falta no sancionada, el colapso de Boston fue más profundo que una simple decisión arbitral. El equipo desperdició una ventaja de 14 puntos y apenas encestó el 21,5% de sus triples, fallando 40 intentos. Utah dominó los rebotes 55-36, incluso sin su principal rebotero, Walker Kessler.

Mientras Brown descargaba su frustración tras el partido, sus compañeros tuvieron que contenerlo para evitar que confrontara a los árbitros, reflejando la tensión que se vive en el vestuario de los Celtics. Las repercusiones ponen presión sobre el informe oficial de los últimos dos minutos de la NBA, que se espera revise la jugada, aunque solo podrá ofrecer explicaciones, no puntos.

Por ahora, Boston debe reagruparse, esperando justicia por parte de la liga y mejor fortuna de cara a su próximo compromiso.