Fin de ciclo en Turín

La etapa de Igor Tudor en la Juventus llegó a su fin. El club italiano confirmó oficialmente la destitución del técnico croata después de una racha preocupante que se extendió por más de 40 días sin conocer la victoria. Desde el triunfo ante el Inter el pasado 13 de septiembre, la ‘Vecchia Signora’ acumuló cinco empates y tres derrotas consecutivas, sin marcar un solo gol en los últimos tres encuentros.

Tudor, que había sido ratificado en el cargo tras clasificar al equipo a la próxima Champions League, no logró consolidar un estilo de juego convincente ni resultados que justificaran su continuidad. La derrota ante la Lazio terminó por agotar la paciencia de la directiva, que consideró insostenible su permanencia.

Una apuesta que no funcionó

El croata había llegado en marzo para sustituir a Thiago Motta, con la misión de revitalizar un vestuario desgastado y recuperar la competitividad perdida. Su inicio generó optimismo, logrando cerrar la temporada con buenos resultados y una clasificación europea que lo mantuvo en el cargo para la campaña actual.

En junio incluso renovó su contrato hasta 2027, con opción a un año adicional, pero los resultados recientes rompieron cualquier esperanza de estabilidad. La Juventus no solo dejó de ganar, sino que también perdió identidad ofensiva. El equipo se vio predecible, sin ideas y sin capacidad de reacción, situación que desató el malestar entre la afición y la prensa local.

Brambilla asume y se barajan nuevos nombres

De forma inmediata, Massimo Brambilla, actual técnico del filial Next Gen, asumirá el mando de forma interina mientras la directiva define al próximo entrenador. Entre los nombres que suenan con más fuerza aparecen Luciano Spalletti y Roberto Mancini, ambos con pasado en la Selección Italiana, aunque no se descartan otras alternativas.

El nuevo proyecto deberá no solo recuperar el rumbo competitivo, sino también devolver la identidad y el carácter que siempre distinguieron a la Juventus. En Turín saben que el margen de error se acabó. Y tras el fracaso de Tudor, el próximo paso será decisivo para el futuro inmediato del club.